Las actividades que realizamos diariamente como el deporte, los proyectos creativos, la lectura, el trabajo, mirar mucha televisión o meditar, pueden ser una maravillosa manera para relajarse, expresarse o conectarse con uno mismo. Pero también pueden transformarse en una adicción. ¿Cómo podemos saber cuál es la diferencia?
Te voy a dar algunos ejemplos, a ver si te sientes identificada o conoces a alguien que tiene esas actitudes y luego podrás reflexionar acerca del tema:
- Laura navega en el río cada vez que ella se siente estresada o sola.
- María lee un libro cuando las cosas la abruman.
- Juan se retira a meditar cuando su mujer lo atormenta con palabras.
- Carlos pasa más tiempo en su computadora que compartiendo momentos con su familia.
Que una actividad sea o no una adicción, depende de la intención de la persona que la realiza. Cuando esa ocupación es para evitar el dolor al rechazo o el temor a ser dominado, es cuando se convierte en una adicción. Si se la utiliza para evitar los sentimientos dolorosos, no realizar alguna tarea difícil o aburrida, se trasforma en una adicción.
No es diferente al uso del alcohol, de las drogas o de comer en forma excesiva los alimentos. El problema es que el uso de las adicciones para evitar los sentimientos dolorosos, no hace que estos desaparezcan.
Los sentimientos solo están adormecidos por el momento, pero están silenciosamente erosionando los sentidos que uno tiene de sí mismo. Podemos evitar ver los problemas, pero en algún momento estos reaparecen transformándose en una enfermedad, en divorcio, depresión o en cualquier otra situación negativa.
Evitar las tareas que uno debe realizar significa que ellas se irán acumulando, causando malestar y finalmente terminara provocando una gran tensión, que es lo que se está tratando de no afrontar.
Cuando la intención de esa actividad es cuidar de uno mismo, proporcionando diversión, creatividad, relajación, crecimiento personal, espiritualidad, salud física o bienestar, entonces es un acto de amor y no de adicción. Todo depende de la intención de cómo se la realiza.
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